Desde AlmaRosa, cada dos meses nos unimos en una eucaristía para intencionar la vida de quienes están en tratamiento oncológico, agradeciendo profundamente por su fortaleza y el don de su vida. Es un espacio donde elevamos nuestras oraciones y nos convertimos en un faro de esperanza para quienes enfrentan la lucha contra el cáncer.
En este encuentro tan especial, las personas que han finalizado su tratamiento tienen la oportunidad de tocar la campana, un acto cargado de significado, que representa su victoria y gratitud. El sonido de la campana resuena como un símbolo de esperanza, recordándonos que cada paso en este camino merece ser celebrado.